Cuando regreso de un
viaje, muchos de aquí quieren que les concrete cuán pobre es la gente de allí y me
siento un tanto imbécil al no saber contestar. Cuando pienso en la gente de Benín, que en
muchísimos casos es gente con muy pocos recursos, e incluso sin recursos, no me sale espontáneamente decir que son
pobres.
El PIB (Producto Interior
Bruto) per cápita es una de las formas que se suele utilizar habitualmente para
hacer análisis comparativos de riqueza entre los habitantes de los
diferentes países. Se calcula dividiendo la suma de todos los bienes y servicios
producidos en un año entre el número de habitantes.
En la lista ordenada que
con este criterio publica el Fondo Monetario Internacional, Benín ocupa el lugar 161 de un total de 181,
con 749 dólares per cápita frente a los 172.676 de Mónaco, que es el país que
ocupa el primer lugar, lo que viene a significar que cada 250 benineses disponen de la
misma cantidad de dinero que un único habitante de Mónaco.
En lógica consecuencia
habría que concluir que Benín está entre los países más pobres del mundo. Sin
embargo, aunque se puede decir a los cuatro vientos que Benín es un país subdesarrollado y que ocupa los últimos lugares del planeta en cuanto a producto por habitante, hay que pensárselo mucho antes de decir
que es un país pobre. Yo nunca diría que hay mucha
miseria ni que es un país hambriento. De hecho, no he visto en Benín a nadie
rebuscando en la basura como cada vez se ve más gente en España y en el resto del mundo desarrollado.
Quizás, el primer punto delicado está en el mismo concepto de pobreza, habría que definir qué es lo que entendemos por pobre. Si acudimos al diccionario de la Real Academia Española, la primera acepción dice que es el "que no tiene lo necesario para vivir", que no nos saca de dudas. No tenemos claro el concepto de "necesario", aunque parece que los benineses sí tienen lo necesario para vivir porque, de hecho, viven. Quizás otra de las acepciones nos lo termine de aclarar. Es la que dice que pobre equivale a "infeliz, desdichado y triste". Doy fe de que los benineses no son infelices, ni desdichados, ni tristes, por lo que no se puede decir, siendo consecuentes, que Benín sea un país pobre. Puede ser un país humilde, sencillo, modesto, lo mismo que se puede decir también que es un país solidario, vehemente y tenaz. Pero no pobre.